"Aquellos que no aprenden de la historia, están condenados a repetirla".
El día de ayer se ha pautado nuevamente la fecha de caducidad de un país, atentando directamente con su espíritu de lucha y su democracia. Y en las voces que claman por libertad se escucha: "ha ganado Lula, ha vencido la voluntad del pueblo". Pero esas palabras son reflejo de la memoria a corto plazo, aquellos que no recuerdan como eran los tiempos cuando el señor Lula estuvo en el poder. Aquellos que también olvidaron a su camarada y fiel agregada Dilma Rousseff, quién conjuntamente fue juzgada por la justicia por cargos de corrupción.
Sin embargo, el expediente de la política en Brasil resulta amplio y de continuo análisis; en el mismo contexto se debe evocar a la crítica social, humanista, política e histórica. Tomando en consideración los mandatos de Lula y su colega, cómo también, la nueva posibilidad que entre manos posee, para la implementación de su nuevo gobierno. Lula siempre se ha llamado hombre del pueblo, y aunque parezca incongruente, ha logrado hacer su campaña presidencial desde las frías paredes de una prisión. Entonces nos preguntamos ¿Cómo la ley ha permitido que un convicto sin indulto haya podido proponerse cómo candidato a la presidencia? ¿Es esto posible? Parece que en el vaivén nacional todo es posible sí logras simpatizantes con el pueblo, y aún más importante, simpatizantes con cargos fuertes, de esos que pueden marcar la diferencia.
La actualidad latinoamericana que tanto preocupa a las personas, solo se permite en planteamiento a través de la comparativa, ya que, a nivel del esquema político tenemos nuevamente una alineación socialista y comunista en países de la región, tomando en cuenta a Venezuela, que en el pasado era Chávez y ahora su heredero, Maduro; mientras en Colombia Petro, un hombre de guerrilla en el poder; y en México López Obrador quién celebra conjunto la victoria de la opresión. En Cuba el legado de los hermanos Castro; en Honduras Ortega quien en su matrimonio con el poder nunca ha optado por otra alternativa; en Chile Boric que anuncia su juego de ajedrez en favor a la alienación social; y muchos otros países que confirman el desprogreso político que está presente y significará la caída del continente.
Y ahora, en Brasil el retórico hombre del pueblo, el encargado de deconstruir el progreso, el hombre que traerá nuevamente la desgracia al país. ¡Hermanos de Brasil, tomen sus maletas y vámonos pa' el Caney".
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